Hoy me desperté como es costumbre ya desde hace dos semanas. Mi cuerpo se despierta automáticamente entre el rango de las 5:15 a las 6:30 a.m. Cada día varia a que hora me despertaée. No importa si tomo pastillas para dormir [artificiales o de compuestos naturales] y tampoco importa la hora a la que me acueste temprano o tarde, no tienen injerencia sobre mi tiempo de despertar involuntario.
Me despierto cansa, gruñona y con áminos de seguir durmiendo más. Y no sólo es el hecho de despertarme temprano y privarme de más hora de descanso [o de sueño], sino que yo poseo demasiada imaginación y antes de despertarme tengo sueños. Yo sueño "largometrajes". Tengo entendido que el cerebro siempre sueña, pero cuando una persona se acuerda de lo que soñó, es como que hubiera estado despierta resolviendo un complicado problema de matemáticas
En mi caso se podría decir que prácticamente estoy despierta desde una o dos o tres horas antes de la hora de abrir los ojos a las 5 [o 6] y minutos de la mañana.
Me siento agotada mentalmente, y está empezando a afectarme físicamente. Todo el día me siento cansada, que no rindo para llegar a la noche.
Yo lo atribuyo a que estoy de ociosa. Definamos ociosa: No hacer nada productivo para el “mejoramiento” de mi país; así como tampoco tengo tiempo de diversión [no salgo a pasear, a “rolear” por la ciudad], ni nada que distraiga mi mente de mi problema actual: la falta de empleo.
Esta ociosidad ya ha afectado mi psique. Me siento desvalorizada, inútil, tonta, lerda, como “tierra infértil” [todo semilla que le tiran no prospera]. Me siento muy triste.
Necesito de un empleo; levantarme temprano e ir a hacer algo a mi lugar de trabajo, ganarme un sueldo [“justo”] por las funciones que realice y empezar a “valerme” como persona. Poder comprarme cosas [de marca] para satisfacer mis caprichos personales, así como también contribuir en casa [con las compras de los víveres y otros] y retribuirles parte [o algo significativo] de esa inversión enorme que han hecho mis padres para que yo exista y sea lo que hoy por hoy soy.
Nadie dijo que seria fácil y el reto “está divertido”; pero he sentido que en esta lucha el dragón me ha comido viva. Entrené con los mejores guerreros del reino, se me confeccionó una de las mejores armaduras con los metales más resistentes, se me brindó una espada fabricada especialmente para mi, también me dieron al mejor corcel de todo el reino, de la caballeriza del rey mismo. Y me fui. Fui a enfrentar al dragón y al primer asalto me derribó. Me hizo “volar” por los cielos y caí abruptamente en el suelo.
Con su aliento de fuego fundió mi armadura y espada, y además se cenó a mi magnifico caballo. Eso lo pude soportar, pero no la derrota “interna”, ya había perdido los ánimos de intentarlo una vez más. Regresé al palacio para reportar noticias al rey. Mi rey me recibió muy bondadosamente, es más me recibió con los brazos abiertos solamente por el hecho de haber vuelto con vida. Me dijo estas palabras: “No desesperéis. No puedes vencer nada en el primer intento. Recobra energía, analiza tus movimiento de la última batalla y crea una nueva estrategia. Y si aun así, a la segunda te vence el dragón. No te rindas. Yo te apoyaré y te supliré en todo lo que necesites. Se te hes permitido caer, pero no permanecer caído. Mira a las patinadoras sobre hielo, cuando caen inmediatamente se levantan y continúan con su rutina como si nada hubiera ocurrido. No te rindas hija mía. Algún día vencerás a ese dragón y su cabeza colgaras de la pared.”
Espero que se ese día llegue pronto. Ya estoy quedándome sin esperanza y se dice que es lo último que se pierde.