domingo, 27 de marzo de 2011

EN ESTA ORILLA

La inmensidad del océano me hace sentir insignificante. Parada en la orilla veo como las olas rompen en la playa, siento el viento incesante y oigo el romper de las olas, que no se detienen y son imparables. Estando en esta orilla viendo hacia el horizonte, me pregunto ¿Qué rumbo he de tomar? ¿Qué he de hacer con mi vida? Veo el sol que provee de luz y calor, pues esa es su función. ¿Cuál es mi función en la cadena de la vida? ¿Qué de importante he de hacer para dejar mi huella, una huella importante que no sea borrada, como la escritura en la arena cuando sopla el viento? Estos son sólo pensamientos y cuestionamientos de una mortal que los escribe en su celular, antes que se vayan lejos como el viento, el cual que no tiene ataduras que lo limiten. “Sé libre como el viento”, dice la gente aventurera. ¿Será qué en realidad tenemos que ser así? ¿Dejar de pensar y dejarnos llevar pos nuestros impulsos y pasiones? ¿Es esa la verdadera naturaleza del ser humano? Parada aquí en la orilla he apagado mi cerebro y me he olvidado de mis problemas, mis tribulaciones y penares. Me he olvidado de mi música, de mis audífonos, de mi computadora, del televisor, fui libre por un instante. En este celular escribo todo antes que lo olvide. Me olvidé del tic toc de las manecillas. No llevo un diario de papel, en mi celular, en su block de notas apunto todo lo que siento, lo que veo, lo que me inspiras. En esta orilla he respirado un aire que me refresca el alma y alimenta mi espíritu. En esta orilla veo que todo es más grande y hermoso. En esta orilla he visto gente jugar con el mar, los he visto saltar, los he visto reír, son felices. ¡Qué diminuta me siento! ¡No me quiero ir! ¡Quiero estar por más tiempo! En esta orilla mi corazón descansó por un breve momento y fui feliz. Pero ya es hora de marcharme, sé que volveré y mi espíritu descansará una vez más. Adiós orilla. Te llevo conmigo en lo más profundo de mí ser. Adiós orilla, otro día volveré y seré tuya una vez más. Me harán falta tu viento, tus olas y sonido de tus olas al romper en ti. Adiós orilla. Otro día volveré.

miércoles, 2 de marzo de 2011

DESEMPLEADA PROFESIONAL

Por fin, después de mucho tiempo y dinero [entre otros], al fin me gradué de la universidad, he conseguido mi título de ingeniera, ¿y qué hago con eso?


Ya me gradué y ahora a buscar trabajo… Suena fácil, pero del «dicho al hecho hay un gran trecho»


Ahora el título universitario por sí sólo no vale nada, puesto que en los anuncios de puestos vacantes piden lo siguiente:
«Pasante universitario o recién graduado, con 2 ó 3 años de experiencia, de 23 a 25 años de edad»


Hay un requisito clave por el cual no conseguiré trabajo jamás: “2 ó 3 años de experiencia”


Durante mi formación universitaria nunca laboré, me dediqué de lleno al estudio, creyendo que con el título de ingeniera me darían un buen trabajo con un buen sueldo en cualquier empresa. [Fantasía que permanecerá como tal]. Pero, a todo esto, aunque hubiera tenido un trabajo mientras estudiaba, no necesariamente hubiera sido en el área de experiencia que requieren en donde a mi me gustaría trabajar, [cuando una es una joven estudiante sin experiencia buscando trabajo, muy seguramente conseguirá trabajos mediocres, los cuales no enriquecerán el currículo], y debido a que no poseo experiencia no me darán trabajo a donde sea que aplique, y si nadie me da la oportunidad, ¿cómo esperan que consiga experiencia?


También ocurre la siguiente situación: haber cursado muchos diplomados a lo largo de la formación universitaria, enlistarlos en el currículo y no poseer experiencia laboral en ningún área. Entonces los empleadores verán mucho conocimiento y cero experiencia, otro motivo por el cual no nos darán trabajo tampoco.


La demanda con la oferta no es equitativa, somos muchos los graduados, universitarios con meses incluso años como desempleados, esto crea que los graduados nos convirtamos en una carga en vez de un apoyo a nuestros padres, esposos, o quien quiera que sea que nos ayudó en nuestra formación, todavía no podemos devolverles el favor, puesto que ellos tienen que seguir manteniéndonos, mientras nosotros enviamos currículos a diestra y siniestra cada vez que encontramos una oferta laboral esperando que, “esa sea la buena”.


Por lo tanto es necesario que las empresas oferten pasantías [por periodos largos y de medio tiempo] a estudiantes universitarios en las áreas en que se necesitan que sean capacitados, para que así al graduarse exista una mano de obra calificada.